El sistema de pagos actual se basa en dos piezas intercambiables: dinero en efectivo y tarjetas de crédito/débito. Ambos son elementos provienen del pasado. De un pasado alejado, de hecho. El dinero como tal tiene ya miles de años, aunque obviamente ha ido evolucionando y perfeccionando el concepto. Las tarjetas de crédito/débito no son tan antiguas como las monedas, pero tienen también bastantes años: se crearon a comienzos del siglo XX y se expandieron a partir de la segunda mitad de dicho siglo. Es decir, ambas piezas tienen más de cincuenta años. Cincuenta años en los que todo ha avanzado enormemente gracias, entre otras cosas, al auge de la tecnología.

Las dos piezas clave del sistema de pagos actual tienen más de 50 años. Es hora de avanzar.Y si todo ha evolucionado tanto gracias a la tecnología, ¿por qué no hacer lo mismo con el sistema de pagos? Hay protocolos y tecnologías que mejorarían enormemente el sistema de pagos actual; simplificándolo, haciéndolo más seguro y, sobre todo, más cómodo. Pero nadie ha logrado unificarlo en un único producto que pueda lograr una rápida expansión y que satisfaga todas las necesidades de los usuarios. Ha habido intentos como Google Wallet (que hace uso del NFC), pero todos acabaron fracasando por diversas razones:

  • Falta de expansión. Todos los intentos anteriores comparten un fallo común: la falta de expansión. Era muy difícil encontrar terminales NFC compatibles con el servicio en cuestión.

  • Falta de promoción. Terminales con NFC hay muchos en el mundo, pero muy pocos de sus usuarios saben que pueden pagar en establecimientos haciendo uso de dicho chip. Todos han pecado de falta de promoción.

  • Poca innovación y seguridad. Intentos como Google Wallet se limitan a meter la tarjeta de crédito en nuestro smartphone y ya. No mejoran la seguridad, no lo integran de forma íntima en el sistema... Todo sigue igual.

Apple Pay llega para cambiar las reglas del juego (o al menos intentarlo)

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Junto con los iPhone 6 y 6 Plus, Apple presentó Apple Pay, su apuesta por el mundo de los pagos móviles. Este sistema hace uso de la tecnología NFC (incluida en los nuevos iPhones), de forma que basta con acercar nuestro iPhone al terminal de pagos para completar la transacción. Además, se apoya en Touch ID para la confirmación de cada pago, lo que aporta un extra de seguridad, pues solo el propietario del terminal podrá hacer uso de ese iPhone para realizar pagos.

Pero Apple, a diferencia de otros, no se ha limitado a introducir NFC en el iPhone y hacerlo compatible con pagos móviles. Apple sí ha ido más allá, y eso le diferencia de otras alternativas anteriores:

  • Seguridad. Además de Touch ID, Apple Pay incorpora una serie de mecanismos de seguridad que no habíamos visto con anterioridad en sistemas de pagos. Por ejemplo, Apple Pay utiliza un identificador dinámico para cada tarjeta de crédito, de forma que el vendedor nunca podrá conocer el número de nuestra tarjeta de crédito/débito ni ningún otro dato asociado a esta. De la misma forma, Apple no almacena ningún tipo de dato asociado a nuestras compras ni a nuestros datos bancarios, respetando así la privacidad del usuario en todo momento.

  • Promoción. Desde el día en el que se anunció oficialmente, Apple ha creado muchísimo ruido con Apple Pay. La gran mayoría de las personas que utilizan un iPhone o que tienen conocimientos básicos de tecnología saben que puedes pagar con los nuevos iPhone. En EEUU hay numerosos anuncios promocionando el uso de Apple Pay, y cada vez son más tiendas las que te invitan a usarlo en lugar de la tarjeta de crédito convencional.

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  • Expansión. En las pocas semanas que lleva Apple Pay existiendo, ya hay más de 200.000 comercios en Estados Unidos (incluyendo cadenas de tiendas y comercios locales) que permiten pagar con Apple Pay. Y esta cifra no hace más que crecer de forma exponencial, de la misma forma que la cantidad de bancos que adaptan sus tarjetas y servicios a Apple Pay. Además, se ha demostrado que el sistema de Apple es compatible con una gran cantidad de terminales TPV con NFC, por lo que no es necesario implementar uno específicamente compatible con Apple Pay.

  • Innovación. Apple Pay no se limita al pago en establecimientos de compras físicas. Apple Pay también está integrado dentro de iOS, de forma que los procesos de compra que realicemos dentro de las aplicaciones (como Amazon, Walmart...) también estarán gestionados por Apple Pay, simplificando así los métodos de pagos y añadiendo un extra de seguridad (gracias a las medidas de seguridad que Apple ha tomado y que hemos citado anteriormente).

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  • Sencillo en todo momento. Acercas tu smartphone al TPV, pones tu dedo encima del sensor de huellas y en cuestión de segundos, todo pagado. Así de simple es pagar con Apple Pay. Y agregar tarjetas de crédito es igual de sencillo: hacemos una foto a la tarjeta de crédito/débito, introducimos el código de seguridad que encontramos en la zona posterior y listo. En todo momento es un proceso sencillo y rápido de cara al usuario, algo esencial.

  • Cuenta con el respaldo de Apple. Miren Passbook. Cuando se presentó con iOS 6 parecía algo totalmente absurdo y que pasaría desapercibido. Sin embargo, con el paso de los años, una gran cantidad de cadenas y establecimientos han comenzado a soportar este sistema (Renfe, múltiples aerolíneas, cadenas como Starbucks...). Y es que Apple tiene un poderío para empujar tecnologías que ninguna otra compañía tiene actualmente. Y Apple Pay no sería una excepción.

La trascendencia de Apple Pay

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Ahora mismo, Apple Pay es una función curiosa y llamativa. Para muchos aún es un experimento. Pero, teniendo en cuenta lo bien planteada que está y el gran esfuerzo que Apple está haciendo, no sería de extrañar que acabara triunfando. Y si finalmente eso se produce, Apple Pay podría ser la revolución más silenciosa que hemos presenciado en los últimos años.

Y es que me parece muy poco el buzz que se está generando alrededor de Apple Pay si se compara con la trascendencia que puede tener en nuestras vidas. Si logra el éxito, Apple Pay reemplazaría a dos elementos tan básicos en nuestras vidas como las tarjetas de crédito y el dinero, los cuales se han resistido a marchar durante décadas. Podríamos prescindir de llevar una cartera en una gran cantidad de ocasiones y bastaría con llevar nuestro smartphone en el bolsillo para pagar lo que se nos antoje. Ese es el futuro que tanto habíamos soñado. Y ahora, está más cerca que nunca gracias a Apple Pay.

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