HTC lleva varios años en serios problemas financieros. A pesar de ser uno de los primeros fabricantes en entrar en el mundo Android –por no decir el primero– y de lanzar productos tan buenos como el HTC One (M7), la compañía sigue teniendo grandes dificultades para mantenerse en el margen de los beneficios trimestre tras trimestre. Sin ir demasiado lejos, el pasado trimestre fiscal, HTC registró unas pérdidas de 62.1 millones de dólares, pérdidas que se repitieron en varios trimestres anteriores. Sin embargo, la compañía tiene grandes esperanzas de cara al segundo trimestre fiscal del año 2014, gracias a sus últimos lanzamientos.
Así lo ha afirmado hoy oficialmente la compañía, que espera alcanzar unos ingresos entre 2.160 millones de dólares y 2.320 millones de dólares en el segundo trimestre. Al mismo tiempo, la compañía afirma que volverá a entrar en el margen de los beneficios, el cual han abandonado durante los últimos trimestres fiscales y parecía que no volverían a alcanzar (al menos no fácilmente).
La principal clave es la gama Desire, no el HTC One (M8)
Una de las claves de esta recuperación financiera es el lanzamiento del HTC One (M8), su último flagship, el cual está logrando unos muy buenos resultados de ventas en los principales mercados mundiales (especialmente Europa). Esto está siendo posible gracias tanto al excelente trabajo de los ingenieros de HTC en la creación del One (M8) (que es uno de los mejores móviles del momento sin lugar a dudas) como al ligero atraso de Samsung y su Samsung Galaxy S5, el cual, a pesar de ser un excelente producto, parece que no está alcanzando tanto éxito como sus predecesores entre el público general, dejando escapar a algunos consumidores hacia sus principales rivales (HTC en este caso).
No obstante, el HTC One (M8) no es la principal razón de esta esperada recuperación de HTC. La verdadera razón de esta recuperación es la gama Desire, y más concretamente el HTC Desire 816, un dispositivo presentado oficialmente durante el pasado Mobile World Congress 2014 que, a pesar de que ha pasado desapercibido para la gran mayoría, se está consolidando como uno de los dispositivos más populares en mercados emergentes como India. Y es que, aunque siempre es importante tener un flagship de referencia que marque las pautas para el resto de dispositivos de la compañía, el verdadero grueso de los beneficios económicos y de la cuota de mercado está en los smartphones de gama media y baja, especialmente en estos años en los que los mercados emergentes están comenzando a entrar en el mundo de los smartphones –en esos mercados, obviamente, no se puede comercializar móviles de 600-700 euros como el M8, sino que deben de ser soluciones mucho más asequibles y acordes con el poder adquisitivo de esas zonas–.
Samsung, LG y Motorola lo han demostrado: las gamas medias y bajas son muy importantes
El ejemplo más claro sobre la importancia de las gamas medias y bajas es LG, quien durante el año 2012 apenas hizo acto de presencia en la gama alta pero, gracias a su exitosa familia "L" y otros tantos dispositivos para estos nichos de mercado, lograron mantenerse a flote. Lo mismo ocurre con Motorola, la cual ha logrado unas cifras excelentes con el Motorola Moto G (mejores incluso que con el Moto X. Y como no, también debemos de citar a Samsung, cuya apuesta por poblar el mercado con smartphones de gama media y baja no solo les ha dado una mayor cuota de mercado y más beneficios, sino que les ha servido como trampolín hacia gamas superiores, las cuales tienen margen de beneficios normalmente mayores.
Así pues, si HTC sigue apostando por esas gamas inferiores con dispositivos como el HTC Desire 816, probablemente sus problemas financieros acaben solventándose tarde o temprano. Eso no quiere decir que la compañía no tenga que prestar atención a su flagship (el One M8), ni tenga que mejorar el marketing, que sigue siendo una asignatura pendiente (aunque poco a poco están mejorando en ese sentido). Pero lo que sí está claro es que la familia Desire es clave para mantener ese ritmo de recuperación, más de lo que probablemente la mayoría de personas puedan creer.