Tras pasar varios años en las sombras, con terminales de gama alta discretos que no acababan de competir con el resto, el pasado año LG dio el salto definitivo en la gama alta. Con un Nexus 5 de la mano de Google que maravilló a todo el mundo y un LG G2 que puso en aprietos a la mayoría de smartphones de gama alta de la segunda mitad del año, logró consagrase como uno de los fabricantes del año.

No obstante, que el pasado año todo saliera a pedir de boca, no significa que este año "por su cara bonita", vayan a seguir entre los fabricantes más destacados. Deben seguir trabajando y avanzando en esa misma dirección que ya iniciaron con el LG Optimus G y que afinaron con el LG G2. Y eso es precisamente lo que parece que van a hacer con el LG G3, el próximo flagship de la compañía que será desvelado, casi con total seguridad, a finales de este mes de mayo.

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Los rumores –que en esta ocasión parecen tener un grado de veracidad bastante alto– indican que contará con un hardware de primera línea: SoC Qualcomm Snapdragon 801, 3 GB de memoria RAM, pantalla de 5.5" con resolución 2K, batería de 3.000 mAh, cámara de 13 megapíxeles con flash doble y OIS+, etc. Es decir, componentes internos que igualan o superan a lo que hemos visto en estos primeros meses del año 2014, lo que le permitirá competir de tú a tú con el resto de dispositivos high-end. Han escuchado las críticas y han dado un paso hacia delante Pero lo más interesante no es que LG vaya a incorporar un hardware de primera categoría, pues eso ya lo ha hecho la mayoría. Lo realmente interesante es que la compañía parece haber escuchado las críticas y las ha corregido en el LG G3, en lugar de limitarse a seguir la clásica evolución anual. Ejemplo de ello son los acabados del dispositivo, que parece que pasarán de un acabado plasticoso (muy impropio de un gama alta como era el LG G2, a aluminio, un material mucho más premium y acorde a la categoría de producto que hablamos. Situación similar parece que viviremos con el software, el cual contaría con una interfaz de usuario mucho más atractiva visualmente que la que hemos estado viendo durante los últimos años en el fabricante asiático.

Así pues, si LG ha sido finalmente capaz de conservar lo bueno que vimos en el LG G2 (pantalla, marcos, autonomía y diseño), corregir los fallos (software y materiales, principalmente) y, además, dar un paso hacia delante en lo que a especificaciones técnicas se refiere (3 GB de RAM y pantalla 2K, por ejemplo), no sería de extrañar que este LG G3 se coronase como el mejor smartphone del año. El año pasado ya puso las cosas difíciles al resto de competidores. Este año, gracias a este salto cualitativo, puede que completen la jugada maestra y logren el jaque-mate. Todo dependerá de lo que veamos el próximo 27 de mayo.

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