Nokia continúa con la ejecución de su plan de ahorro y reestructuración de la empresa culminando el cierre de la fábrica de Salo, en Finlandia, anunciado desde enero de este año.

Últimamente las ventas de Nokia no han sido para nada esperanzadoras, eso no es ningún secreto; y aunque Windows Phone 8, lo que Nokia espera que sea su salvavidas, está a la vuelta de la esquina (se presenta mañana), los recortes siguen. Salo destaca porque fue una de las fábricas que producía una ingente cantidad de teléfonos en los 90, cuando Nokia reinaba.

En total son los últimos 850 puestos de trabajo que Nokia tenía en Europa, en lo que a manufacturación se refiere, obviamente. Los procesos de manufacturación se trasladarán a Latinoamérica y China, donde los costes de producción son mucho menores. La fábrica de Salo quedará en manos de una farmacéutica, Orion.

La idea del plan de Nokia es reducir costes operativos para poder invertir más dinero en innovación y desarrollo, una de las mejores formas de diferenciarse en el mercado actualmente, además de ser necesario para mantenerse al nivel de la competición, que tiene márgenes mucho más grandes para poder gastar en innovación sin tener que recortar de ningún sitio.

Por el momento Nokia no ha logrado rivalizar en el mercado de smartphones con los grandes, pero, personalmente, sí creo que los Lumia 920 y 820 le pondrán como una opción válida para el gran público en general, no que sólo se quede en críticas muy buenas, pero ventas bajas, como ya lo haría el Lumia 800 o Lumia 900.

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