He tenido como teléfonos principales el HTC One M8 y el Samsung Galaxy S5. Me siento afortunado por ello. Son dos de los teléfonos más esperados del año, y ambos los componentes del duelo natural del primer semestre. En ambos análisis fueron calificados con la misma nota: 9 sobre 10. Era difícil darles menos y una concesión excesiva darles más. Así que sobre el papel, y en mi opinión, llegan empatados a sobresaliente. Pero siempre hay uno que atrae más que el otro. En mi caso, me he acabado quedando con el HTC One M8, y el equipo de Celularis también. Aquí explico el por qué.

El motivo principal: feelings. Cómo se siente en la mano la máquina con la que seguramente pasemos más horas al día. Como dijo Antonio en los comentarios de la votación entre One M8 o Galaxy S5, un teléfono premium también debe verse como premium. Y el One M8 me parece el teléfono más bonito que he tenido nunca en la mano. Eso también tiene un valor y complementa lo que ocurre dentro. Y ahí entra el siguiente punto: diseño.

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No está mal, pero HTC está por encima de esto. Del borde de falso aluminio hablamos otro día.

HTC sentó cátedra de diseño con el One de 2013. Y tras ir a peor con One Mini y One Max respectivamente, supo levantarse como un artesano herrero tras la batalla, que repara la armadura abollada con el cuidado que da el convencimiento de volver a necesitarla para detener los golpes, y afila su acero con devoción. Y eso mismo hizo HTC: afiló el acero y nos dejó ese memorable diseño gunmetal grey. Bonito a rabiar.

Ese diseño no se limita únicamente al exterior, también al interior. Aquí entra Sense 6.0, mucho mejor como capa que TouchWiz**, que pese a que ha mejorado bastante y es justo reconocer el salto respecto al anterior, sigue por debajo de la de HTC, que además ha dado un buen salto hacia adelante. Sense 6.0, sobre todo ahora que puede escogerse la tipografía (y yo vendí mi alma por Helvetica) es mucho más bonita, discreta y ordenada.

HTC One M8 Duo Camera

La decisión no es fácil. No tanto como la de hace un año, al menos. El S5 es el Galaxy S que más fuerte ha llegado. Supera al One M8 en cámara, batería, rendimiento y además es resistente al agua. Pero una vez más, la experiencia y la sensación que deja una máquina que nos conecta las veinticuatro horas está por encima, al menos en mi caso. Me remito a la conclusión del análisis del Galaxy S5. El S5 es entrega, potencia, fuerza bruta. El One M8 es clase, pasión, elegancia. Cristiano Ronaldo vs Iniesta. No voy a rebatir a quien prefiera el S5. Simplemente, yo soy más de los segundos, y el resto del equipo de Celularis nos hemos pronunciado igual.

Esto es sólo un resumen. Quien quiera conocer las opiniones profundas sobre ambos terminales, tiene el análisis del HTC One M8 y el análisis del Samsung Galaxy S5 para ello.

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