Ayer tuvimos la oportunidad de asistir a la presentación en España del LG Optimus G, un smartphone cuyos creadores han optado por etiquetar de otra forma: feelphone. Obviamente, esto es un nombre puramente comercial que no describe una categoría de producto, como las pantallas Retina de Apple. Pero, ¿qué significa feelphone? Elías Fullana, director de marketing de la división de móviles de LG, se encargó de describirlo ayer. Según sus palabras, se debe a que el LG Optimus G es un smartphone "para sentirlo". Repito: es un nombre comercial que no implica ninguna especificación o funcionalidad concreta. El por qué, lo veremos después.

La presentación

La puesta en escena del LG Optimus G en España vino de la mano de los actores Mario Casas y Macarena García. Enormes carteles y proyecciones en la sala hacían que ambos acapararan el protagonismo que debería tener el LG Optimus G. De hecho, la publicidad física y digital en diversos medios y soportes, también tendrán a los dos actores españoles como protagonistas. En el vídeo promocional se puede entender de qué hablo: 60 segundos donde el terminal aparece en total durante unos 10 segundos. De esos 10 segundos, sólo aparece encendido durante los últimos 4 segundos. El resto del vídeo es una escena en blanco y negro inspirada en Romeo y Julieta.

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Honestamente, considero que algo está fallando ahí. El LG Optimus G no parece en absoluto mediocre, no hay por qué esconderlo, no hay por qué desviar la atención a dos actores. Tratándose de una marca que no tiene la misma presencia que Apple, Samsung, Sony o HTC, creo que precisamente necesita demostrar que han hecho un buen producto (vale, a falta de probarlo a fondo), de demostrar al mundo todo lo que se puede hacer con él. El LG Optimus G tiene un precio de 599 euros, libre, en España. No está enfocado al público casual, sino al geek, a quien demanda gama alta y buenas prestaciones. A quien quiere ver de qué es capaz un terminal, más allá de publicidad tradicional.

Primeras impresiones

El principal motivo de esa alusión a las sensaciones y emociones del terminal es su pantalla. De una forma similar a como ya ha hecho algún otro fabricante, han eliminado capas intermedias entre el panel LCD y el cristal; la tecnología ZeroGap. Y eso es lo que produce esa 'sensación' en la que focalizaron buena parte de la presentación: la fluidez, la respuesta inmediata y natural. La impresión de que estamos tocando directamente los iconos, sin esas capas intermedias.

En el portfolio de LG no existen demasiados modelos destacados como sí tienen otras marcas. De hecho, el más destacado es el Nexus 4 que fabricó para Google, seguramente el que a día de hoy siga siendo el mejor terminal del mercado en relación calidad-precio. Tampoco estuvo nada mal el LG Optimus G Pro que probamos durante el Mobile World Congress. LG quiere romper esta tendencia con el Optimus G, el terminal por el que han puesto toda la carne en el asador para golpear la gama premium del mercado.

Ciertamente, el LG Optimus G superó mis expectativas en el rato que pude probarlo. Para empezar, su cámara permite controlar la exposición, y no sólo el enfoque, algo que ha costado mucho implementar en algunos Android. Además, pese a tener una pantalla de 4,7 pulgadas, es manejable a una mano, algo que siempre aprecio en un smartphone. Seguramente sea así porque su resolución es de 1280 x 768 píxeles, en lugar de los 1280 x 800 de muchos otros modelos, y por los bordes que son bastantes finos. La capa de personalización deja bastante que desear, pero al menos permite elegir entre cuatro interfaces diferentes en base al perfil del usuario, y una de ellas es algo más seria. El LG Optimus G realmente me sorprendió, y para bien. LG tiene una baza con el LG Optimus G que debería saber explotar.

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