Recordará el lector el habitual listado de los mejores smartphones del año publicado hace unas semanas. Si participó en el intenso debate generado en comentarios o redes sociales, recordará también las muchas muestras de desacuerdo con el orden de dicha lista. No pasa nada, es bueno que haya debate y cada uno tiene su opinión. Pero he de advertir que dicha lista no entra en conflicto con lo que vengo a decir en este artículo. Y es que mi smartphone favorito de 2013, que no el mejor, es el Moto G**. Y la diferencia entre ‘mejor’ y ‘favorito’ es notable.

Moto G - Moto G - Moto G No es el mejor porque no es el que tiene una duración de batería épica, ni una pantalla que sea un regalo para la vista, ni es el más potente. Pero es mi favorito porque sirve para acercar la buena tecnología a cualquiera, dado su precio, y no sólo a quien pueda y quiera gastar 600 o 700 dólares por un smartphone. Y para mí eso es infinitamente más valioso que presentar un smartphone con especificaciones de ordenador para hacer más de lo mismo pero un poco más rápido. Repito: acercar la buena tecnología a las masas.

El resto de fabricantes se arrepentirán ahora de haber ignorado la gama bajaEl milagro del Moto G es poder colocarse en el bolsillo de personas que no querían, o no podían, o ambas cosas, pagar demasiado por un smartphone. Y sin embargo, ser un buen producto. Llevo 48 horas con él y estoy más que encantado. Y lo que es mejor: mis conocidos que ya lo tienen, en su mayoría personas a quienes les suenan a chino términos como Pentile, AMOLED, Snapdragon o LTE, también están contentas con él. Tienen la sensación de que los terminales de gama baja que han poseído hasta la fecha eran poco menos que un engaño.

Por supuesto, algún hermano de gama se salva de la quema. Véase el que comparte trono con el Moto G, el Lumia 520, de peor pantalla y mejor cámara. Ambos representan lo que el resto de fabricantes se ha pasado años descuidando y ahora saldrán a pedir cuentas y a protestar porque el maléfico Google ha puesto un precio de derribo a su apuesta en la gama baja. Lo siento, pero si los Samsung, LG, Huawei y compañía de gama baja de todos estos años hubiesen sido algo más que pantallas de tercera, experiencia frustrante y crapware por doquier, me darían algo de pena. Pero apostarlo todo a las gamas altas tiene un precio. Lo de vender atún a precio de marisco la víspera de Nochebuena era pan para hoy y hambre para mañana. Por suerte, Nokia y Motorola llegaron al rescate en 2013. Mi enhorabuena y agradecimiento a ambos.

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