Ayer mi compañero Javier Lacort sacó su lado sentimental (aunque no por ello menos objetivo) y afirmó con rotundidad "me quedo con el HTC One (M8) antes que con el Samsung Galaxy S5". La principal razón era el feeling, la sensación que tenía usando el HTC One (M8), esa que ha caracterizado siempre a HTC durante su historia y que, este año, ha llegado a la excelencia. Nos engañaríamos a nosotros mismos si no estuviéramos de acuerdo con él en que esos feelings son únicos, especialmente si eres un fanático de la telefonía desde hace varios años.

Pero no todo el mundo busca esos feelings, al igual que no todo el mundo prefiere la clase de Andrés Iniesta ante la garra y la fuerza de Cristiano Ronaldo (siguiendo con la comparación futbolística que hizo Javier ayer). Por eso mismo, no todo el mundo preferirá el HTC One (M8) ante el Samsung Galaxy S5. Y es que, como se suele decir: "para gusto, los colores".

Samsung Galaxy S5 -

Samsung Galaxy S5 cuenta con un extra de potencia, algo que, para muchos, puede ser determinante (especialmente para los usuarios más exigentes). Asimismo, es resistente al agua, lo que las personas más descuidadas (y por desgracia son muchas en este mundo) agradecerán y, probablemente, antepondrán ante el excelente acabado metálico del HTC One (M8). Algo similar ocurre con la pantalla: el contraste y el brillo del Samsung Galaxy S5 son superiores a los del HTC One (M8), lo que claramente marca las diferencias. Respecto a la autonomía, lo mismo: Samsung Galaxy S5 es ligeramente superior. ¿Merece la pena anteponer el feeling a otros detalles? Más de lo mismo ocurre con la cámara, una de las grandes diferencias entre el HTC One (M8) y el Samsung Galaxy S5. Y es que, si es alguien que utiliza la cámara de su smartphone prácticamente a todas horas (como es mi caso), probablemente la que incorpora el HTC One (M8) sea insuficiente para usted. Tiene menos resolución, peor rango dinámico, etc.

Así pues, ¿merece la pena sacrificar todos estos detalles que ponen al Samsung Galaxy S5 por delante del HTC One (M8) por solo cuestión de feelings y el sistema BoomSound (las dos principales ventajas sobre el S5)? En mi caso, no. Sobre todo porque cuando pasen unos meses, ese diseño que tanto nos maravilla en estos primeros días, probablemente acabe pareciendo aburrido y monótono. Y no es algo que me invente, pues ocurrió a muchos el pasado año con el HTC One y el Samsung Galaxy S4, con los que vivimos una situación similar. Por lo tanto, cuando ese diseño nos aburra y con él desaparezcan muchos de esos feelings, ¿qué nos quedará? Lo práctico, lo permanente, lo que siempre estará ahí. Igual que cuando las personas envejecemos, lo que queda y lo que se valora es la personalidad. Y es precisamente ahí donde el Samsung Galaxy S5 saca pecho.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: