Hace unos días, Bryan Biniak, ejecutivo de Nokia, se quejó públicamente del lento ritmo de actualizaciones de Windows Phone. Y con razón. No se entiende que en el pasado Build de Microsoft no hubiera ninguna novedad del sistema operativo móvil de los de Redmond. Sólo se habló de Windows 8.1. Y todos somos conscientes de que Windows Phone 8, antes que nuevas funcionalidades, necesita una puesta a punto de varios aspectos propios del sistema, como el esperado centro de notificaciones o una mejora en la gestión de los perfiles de sonido o el ajuste de brillo. Windows Phone 8 luce genial y es muy innovador, pero le falta madurez. Y Microsoft parece no ser consciente de ello, o al menos darle la importancia que tiene.

Nokia, por su parte, acapara la cuota de mercado de Windows Phone gracias a haberse entregado por completo a él. Por recibir la financiación que necesitaba para no morir en 2011, más que por voluntad propia. Pero lo cierto es que Nokia ha conseguido crear una gama espectacular con sus Lumia. Sin renunciar a sus principios: terminales estéticos, coloristas, muy resistentes y con una construcción buenísima. Todos con Windows Phone. Nokia es la gran culpable del crecimiento de Windows Phone.

Dos años después de hacerse oficial el acuerdo entre ambas compañías, la relación está tensa, como reflejan las palabras de Biniak. Nokia mira impotente el pasotismo de Microsoft. Ningún otro S.O. móvil deja pasar dos años entre una actualización mayor y otra. Y si no lo hacen los más asentados, Windows Phone que está peleando por acomodarse en el tercer puesto no puede permitírselo. Está pendiente de llegar (que esa es otra, los largos plazos de actualizaciones menores para un sistema cerrado, operadoras al margen) GDR2, que entre otras mejoras, devolverá la radio FM y la sincronización de contactos y calendarios de Gmail.

Nokia ha peleado duro, Microsoft está demasiado relajadoNokia ya tiene bastante con escuchar quejas de Windows Phone por la falta de aplicaciones como para encima hacer sentir a sus usuarios que su teléfono no se actualiza. Esto lo sabe bien Firefox OS, por ejemplo, que pese a ser el novato ha anunciado actualizaciones cada seis semanas. Por pequeñas que sean, en un año el cambio debería ser muy notorio -y a mejor-. Nokia ha peleado durísimo para salir del pozo en el que se metió aguantando con Symbian. Windows Phone ayudó, pero le está haciendo estancarse. Al menos en cuanto a software, pues en hardware siguen sorprendiendo y ofreciendo productos con una calidad descomunal (Nokia Lumia 925, por ejemplo), o muy bien enfocados a cierto target a un precio contenido (como el Nokia Lumia 625

La asimetría en la relación de Nokia y Microsoft es preocupante. Nokia se impacienta. Aunque cada vez vende más terminales de la gama Lumia, y Windows Phone va aumentando su cuota de mercado, será muy normal que se estanque pronto si desde Microsoft no empiezan a equiparar esfuerzos para Windows Phone respecto a la versión de escritorio. La anunciada muerte de Windows RT debería contribuir a ello. Si la situación no cambia, la relación de Nokia y Microsoft corre peligro de tensarse demasiado.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: