He tenido la oportunidad de probar durante algunos días el Samsung S8300 Ultra Touch, uno de los terminales presentados por la firma coreana en el Mobile World Congress del mes pasado. Como ya os contamos en su momento y como podéis ver en las fotografías que acompañan a esta toma de contacto, se trata de un terminal slider con teclado numérico y una pantalla táctil AMOLED de 2,8 pulgadas.

El diseño está extremadamente cuidado, como suele ser habitual con los productos de Samsung y el teléfono es bastante delgado (110 x 51.5 x 12,7mm) y ligero (116 gramos). En el lateral derecho del teléfono se encuentra el botón que se usa para tomar fotografías, la tecla de desbloqueo y la ranura en la que se encuentra el puerto USB, que se usa tanto para cargar el terminal como para transferir datos o conectar dispositivos. La ranura para las tarjetas de memoria microSD se encuentra en el compartimento de la batería, en la parte trasera del dispositivo, así que resulta un poco incómodo acceder a ella.

Cerrado, el móvil es negro prácticamente por completo, con algunos detalles en rojo rodeando la pantalla y en su parte inferior. Al deslizarlo, se nos revela su teclado numérico, en color rojo, y la lente y el flash de su cámara de 8 megapíxeles. Precisamente la cámara de fotos es posiblemente uno de los aspectos más destacados de este terminal. Además de su sensor, que alcanza una resolución de hasta 3264 x 2448 px, presenta un flash LED bastante competente y zoom (digital, claro) de hasta 4 aumentos.

La cámara incluye también detección facial y de sonrisas, geo-posicionamiento de fotografías, la posibilidad de configurar la sensibilidad ISO y modos para disparo secuencial, fotografía macro y fotografía panorámica. Además, nos permite grabar vídeos a 720 x 480 px y 30 fps y en formatos VGA (30 fps) y QVGA (120 fps).

La interfaz TouchWiz del S8300 hace que sea muy sencillo controlarlo únicamente a través de la pantalla táctil. Los botones son grandes y los menús muy intuitivos. Es especialmente destacable el sistema de widgets que se usa en la página principal. Básicamente consiste en poder crear nosotros la portada de nuestra interfaz con aquellas funciones que nos parezcan más útiles o que utilicemos con mayor frecuencia. Añadir o eliminar nuevos accesos es tan sencillo como arrastrar y soltar los iconos desde un menú que podemos mostrar y ocultar con sencillez.

La batería promete hasta 300 horas de uso en espera y 4 horas de conversación. Como siempre, medir esto en la práctica es complicado y generalmente sólo puede apreciarse si la batería responde con un uso prolongado del aparato. En mi caso, y tras una carga completa, el teléfono no me ha dejado tirado en ningún momento pese a hacer un uso más que intensivo.

Siguiendo la tendencia del momento, el teléfono cuenta con un acelerómetro que detecta la posición de la pantalla. En las galerías, por ejemplo, podemos ir pasando las fotos o archivos con sólo inclinar el terminal. En general la pantalla táctil responde bastante bien, aunque sí tuve algunos pequeños problemas con algunos comandos concretos. Aparte de esta pequeña pega, lo único que he echado de menos en el S8300 es conectividad WiFi, algo que puede trabajar en su contra al compararlo con otros dispositivos que se encuentren en el mismo rango de precios (alrededor de 400 euros). Afortunadamente, el S8300 compensa esta carencia con su conectividad 3G y HSDPA, con un navegador sencillo e intuitivo y con el lector de RSS incorporado.

En conclusión, se trata de un terminal estéticamente muy bonito, de tamaño reducido para todas las posibilidades que ofrece, extremadamente sencillo de controlar y con una cámara fotográfica realmente excelente y completa. Una alternativa sólida a otros teléfonos de una gama superior, aunque dependerá en gran medida del precio al que podamos adquirirlo una vez subvencionado.

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