Hace unas semanas, Neelie Kroes, vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de la Agenda Digital, habló de su voluntad de acabar con el roaming entre residentes de la Unión Europea, al mostrarse muy crítica con unas barreras artificiales en un sector donde ni se necesitan ni debería haberlas. Así, habló de un plazo máximo de un año como meta para llegar al fin del roaming en la Unión Europea, en vista probablemente a cumplirlo antes de las próximas elecciones europeas y marcarse un tanto en un campo tan estratégico y cercano al usuario como lo es el de las telecomunicaciones. Estas fueron sus palabras hace unas pocas semanas hablando del tema:

Los mercados deben funcionar, los dispositivos deben funcionar, las redes deben funcionar y la inversión debe tener lugar. No nos podemos permitir los incontables obstáculos artificiales e innecesarios que se colocan hoy en día.

Finalmente, aunque se hablaba de la primavera de 2014, el fin del roaming en la Unión Europea llegará en julio de 2014, tanto para datos móviles, como para llamadas y mensajes. Aunque la solución no está cerrada por completo, se hablaba de una tarifa común y razonable, muy por debajo de las abusivas tarifas actuales que puedan provocar más de un disgusto a quien no tiene del todo en cuenta los gastos que conlleva el roaming.

Las estimaciones iniciales hablan de una caída inicial del 2 % en los ingresos de las operadoras una vez llegue el fin del roaming en la Unión Europea, pero que a medio y largo plazo acabarían remontando e ingresando incluso más dada la mejor receptividad del usuario a seguir usando su smartphone fuera de su país. Esta medida será válida para residentes de la Unión Europea que visiten otros países del viejo continente. Los turistas y visitantes extracomunitarios sí seguirán con las tarifas actuales.

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